Se casa muy joven, a los 17 años (sin el consentimiento de sus padres), con un marido que nunca comprenderá ni sus preocupaciones feministas, ni sus ideales anarquistas, ni su relación con la masonería.

 

Mª Teresa Wilms Montt, retratada por Julio Romero de Torres

Mª Teresa Wilms Montt, retratada por Julio Romero de Torres; Fuente: Memoriachilena.cl

 

Las desavenencias matrimoniales y una relación amorosa con un primo suyo la llevan a acabar encerrada por decisión familiar en el convento de la Preciosa Sangre, un lugar para enderezar descarriadas donde tuvo un primer intento de suicidio. Gracias a Vicente Huidobro, el gran poeta creacionista, logrará escapar a Argentina.

 

Mª Teresa Wilms Montt

 

Aunque deslumbró a las vanguardias argentinas y posteriormente a las elites literarias parisinas en el siguiente texto nos deja ver las terribles dificultades de ser mujer en una sociedad patriarcal:

“Soy Teresa Wilms Montt… y aunque nací cien años antes que tú, mi vida no fue tan distinta a la tuya. Yo también tuve el privilegio de ser mujer. Es difícil ser mujer en este mundo. Tú lo sabes mejor que nadie. Viví intensamente cada respiro y cada instante de mi vida. Destilé mujer. Trataron de reprimirme, pero no pudieron conmigo.

Cuando me dieron la espalda, yo di la cara.

Cuando me dejaron sola, di compañía.

Cuando quisieron matarme, di vida.

Cuando quisieron encerrarme, busqué libertad.

Cuando me amaban sin amor, yo di más amor.

Cuando trataron de callarme, grité.

Cuando me golpearon, contesté.

Fui crucificada, muerta y sepultada por mi familia y la sociedad.

Nací cien años antes que tú y sin embargo te veo igual a mí.

Soy Teresa Wilms Montt, y no soy apta para señoritas”. 

 

Tras un desgraciado conflicto sentimental (uno de sus enamorados en Buenos Aires, se suicidó frente a ella), marcha a Nueva York para colaborar con la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial, pero:

No me dejaron desembarcar y me encerraron con llave en el camarote… por graves sospechas de espionaje al servicio alemán. (…) El 4 (de enero de 1918), a causa de la primera letra de mi apellido, fui la última en desfilar ante la presencia de un empleado que acompañado de detectives y oficiales revisaba los pasaportes (en Ellis Island). Al leer mi nombre el representante de la autoridad yankee me miró de la cabeza a los pies, y sin hacerme pregunta alguna, ordenó en voz alta a un subalterno que me acompañara en calidad de detenida”.

  

Viaja a España y entre sus admiradores y amigos destacan Gómez de la Serna y Valle-Inclán, que prologará los libros publicados por ella en nuestro país.

Se establece en 1920 en París donde se reencontró con sus hijas tras cinco años de separación. Sin embargo, el dolor de la nueva separación de ellas al regresar éstas a Chile le supone una terrible depresión que la llevó, cerca de la Navidad de 1921, al suicidio. Teresa falleció por una sobredosis de barbitúricos, a los 28 años de edad.

En 2009 se estrena en Chile la película “Teresa crucificada por amor” de la cineasta Tatiana Gaviola, basada en la vida de nuestra protagonista de hoy.

Antes de morir dejó esta frase en las últimas páginas de su diario:

«Morir, después de haber sentido todo y no ser nada…»

 

 

Para saber más:

http://libsysdigi.library.uiuc.edu/OCA/Books2008-12/3205279/3205279.pdf

http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0011348.pdf