Amelia Peláez

En 1915 su familia se trasladó a La Habana lo que le dio la oportunidad de entrar en la Escuela Nacional de Bellas Artes de san Alejandro. Entre sus compañeros destacan Leopoldo Romañach, del que fue discípula aventajada y Mª Pepa Lamarque con la que realiza su primera exposición en 1924. Ambas ingresan en The Art Students’ League, de Nueva York. Las dos viajaron a Europa y México, donde contactaron con los artistas y las corrientes más modernas de la época. Participaron en la exposición de Arte Nuevo, organizada por el grupo Minorista, colectivo de intelectuales y artistas habaneros, promotor de la estética vanguardista en Cuba.

Amelia Peláez

The Art Student´s League

Firmas del Manifiesto del grupo Minorista

Pero pronto sus caminos artísticos se separaran; Lamarque, más en la línea de su mentor Romanach y Amelia en la estela de Alexandra Exter a la que conoció y frecuentó en París.

En París Amelia estudió en la Academie de la Grand Chaumière y en la École National Supérieure des Beaux Arts

Obra de Alexandra Exter

Desarrolla una intensa actividad colaborando en revistas como Orígenes, Nadie parescía y Espuela de plata que dirigirá Lezama Lima.

En 1950 abre un taller que durará hasta 1962 para dedicarse a su pasatiempo favorito: la cerámica.

Enviará sus cuadros a la Bienal de Sao Paulo en 1951 y 1957 y a la de Venecia en 1952. Aparte de la pintura y la cerámica tuvo tiempo para los murales entre los que destacan el del Ministerio del Interior en Cuba y el de la fachada del hotel Hilton.

Sólo su primera exposición en París, en la Galería Zak en 1933, le hubiera servido para tener un lugar destacado en el vanguardismo cubano, pero nunca dejó de evolucionar, indagando unas veces en la forma geométrica, otras en la mancha de color, por lo que ocupa un lugar destacado dentro de la plástica latinoamericana y en el panorama internacional.