Ottoline Morrell, por Augustus John, 1919
«Fue tan grande mi enfado que no pude terminar sus cartas (de Lawrence). Mientras tú le enviabas obras de Shelley, le prestabas tus casas de campo y le fotografiabas en Garsington, e incluso le llenabas a veces los bolsillos de dinero, él agarraba la pluma y…como te digo, no he querido leerlo».
Entre las cartas de Virginia Woolf hay algunas que revelan los sentimientos más íntimos de la autora de «Las Olas» y su opinión sobre el otro sexo:
«Lamento limitarme a ser como un cubo pasivo. En una palabra, me aburren tremendamente los grandes hombres».
Y continuaba:
«¿Como es posible que Ottoline consiga nutrirse suficientemente del macho solitario? Estaba pensando en tus ‘tea parties’ y me imaginé a Stephen Spender hablando de sí mismo y al viejo Tom (T. S.) Eliot ampliando el mismo tema y luego llega Siegfried (Sasson), y vuelta a empezar».