Fuente: gallica.bnf.fr/ Bibliotheque nationale de France
Tremblez, tyrans portant culotte !
Femmes, votre jour est venu:
Point de pitié, mettons en note
Tous les torts du sexe barbu !
Tous les torts du sexe barbu !
Voilà trop longtemps que ça dure,
Notre patience est à bout.
Debout, Vésuviennes, debout,
Et lavons notre vieille injure.
Liberté sur nos fronts
Verse tes chauds rayons;
Tremblez, tremblez, maris jaloux,
Respect aux cotillons !
L’homme, ce despote sauvage,
Eut soin de proclamer ses droits ;
Créons des droits à notre usage,
A notre usage ayons des lois !
A notre usage ayons des lois !
Si l’homme en l’an quatre-vingt-treize
Eut soin de ne songer qu’à lui,
Travaillons pour nous aujourd’huî,
Faisons-nous une Marseillaise !
Liberté sur nos fronts
Verse tes chauds rayons;
Tremblez, tremblez, maris jaloux,
Respect aux cotillons !
Jusqu’à ce jour, dans ce triste monde,
Tout était borgne et de travers ;
Partout, sur la machine ronde,
La femme essuyait des revers,
La femme essuyait des revers;
Qu’un pareil chaos se débrouille.
A nous de battre le tambour !
Et vous, messieurs, à votre tour,
Filez, filez notre quenouille.
Liberté sur nos fronts
Verse tes chauds rayons;
Tremblez, tremblez, maris jaloux,
Respect aux cotillons !
Combien de nous furent vexées
Depuis le matin jusqu’au soir !
Nos pauvres paupières lassées,
De pleurs étaient le réservoir,
De pleurs étaient le réservoir.
Prenons, prenons notre revanche,
Que le sexe battu jadis
Aujourd’hui batte les maris,
Ainsi, nous serons manche à manche.
Liberté sur nos fronts
Verse tes chauds rayons;
Tremblez, tremblez, maris jaloux,
Respect aux cotillons !
On dit qu’Eve, notre grand-mère,
N’avait chemise ni maillot ;
Supprimons notre couturière,
Oui, la couturière est de trop,
Oui, la couturière est de trop.
La liberté, chaste amazone,
N’admet ni voiles ni verrous;
A la barbe de nos époux
Luttons comme à Lacédémone!
Traducción
Temblad tiranos con calzones!
Mujeres ha llegado vuestro día
Sin piedad poned en la picota
Todos los desmanes del sexo barbudo.
Esto ya está durando demasiado
Se nos acaba la paciencia.
En pie vesubianas, en pie!
Y lavemos nuestra vieja injuria.
Libertad, sobre nuestra frente
Vierte tus cálidos rayos.
Temblad maridos celosos.
!un respeto a las enaguas!
El hombre, ese déspota salvaje,
Bien se ocupó de proclamar sus derechos.
Creemos los nuestros a nuestra medida.
A nuestra medida tengamos leyes.
Si el hombre en 1793
tuvo buen cuidado de pensar solo en sí mismo.
Trabajemos por nosotras hoy
Y hagámonos una Marsellesa.
Libertad sobre nuestras frentes
Vierte tus cálidos rayos.
Temblad, temblad maridos celosos
¡un respeto a las enaguas!
Hasta hoy en este triste mundo
Todo estaba torcido y del revés
En cualquier parte de esta máquina redonda
La mujer encajaba reveses.
Que tal caos se despeje.
Redoblemos los tambores.
Y ustedes, señores, a su vez
Encárguense de la rueca.
Libertad sobre nuestras frentes
Vierte tus cálidos rayos.
Temblad, temblad maridos celosos
¡un respeto a las enaguas!
¡cuántas de nosotras fueron ultrajadas
De la mañana a la noche!
Nuestros pobres párpados cansados
Eran el depósito de nuestras lágrimas (Bis)
Tomemos la revancha
Que el sexo golpeado antaño
Golpee hoy a los maridos
Así estaremos a la par
Libertad sobre nuestras frentes
Vierte tus cálidos rayos.
Temblad, temblad, maridos celosos
¡un respeto a las enaguas!
Se dice que nuestra abuela Eva
No usaba camisa ni bragas.
Suprimamos a la costurera
La costurera está sobrando
La libertad casta amazona
No admite velos ni cerrojos
En las barbas de nuestros esposos
Luchemos como las lacedemonias.
N.B Las lacedemonias luchaban desnudas.
* Traducción de Paloma Albaladejo
Las vesubianas eran un grupo radical feminista cercano a las tesis saint-simonianas que eligieron su nombre del monte Vesubio porque en sus palabras “al igual que la lava queremos derramar a nuestro alrededor la idea de igualdad feminista”. Defendían un servicio militar femenino, el derecho a vestirse igual que los hombres, a la igualdad jurídica y doméstica entre marido y mujer y el reparto de las tareas en el hogar.
http://ecatalogue.art.yale.edu/detail.htm?objectId=59709
Como era previsible fueron ridiculizadas en sus pretensiones y el caricaturista Eduard de Beaumont las caracteriza como mujeres guerreras, insistiendo en el cambio de roles como muestra la siguiente imagen en la que una mujer vestida de hombre aparece armada de un fusil fálicamente colocado frente a su marido que tiene a tres hijos entre sus brazos.
N.B. Algunos historiadores hasta fecha reciente han sostenido que el grupo era una creación burlesca de la policía francesa, algunos de los cuales redactaron una constitución del mismo y la hicieron llegar a ciertas prostitutas, que eran sus miembros.
Fuente:
James McMillan (2000). Francia y la Mujer, 1789-1914: Género, Sociedad y Política
Ed. Taylor & Francis