Sea como fuere lo que llama nuestra atención es el trabajo de las mujeres que aparecen en la imagen: las conocidas como ‘sirgueras’.
En el libro de Imanol Barberia Las sirgueras de la ría de Bilbao podemos leer:
“Desde que en 1300 Bilbao adquiriese rango de villa, la importancia de la ría se convirtió en el eje de los intereses comerciales de sus pobladores, máxime cuando en 1310 doña María Díaz de Haro confirmo el Fuero otorgado y mandó que el tráfico procedente de Orduña fuese desde Etxebarri a Bilbao en lugar de a Bermeo. La entrada a la ría fue siempre extremadamente peligrosa, no sólo porque los navíos quedaban expuestos a fuertes oleajes, sino por el peligro de quedar aprisionados en los arenales de Guecho o destrozados en las rocas de Santurce [así] podremos entender mejor la necesidad de gabarras y embarcaciones menores para la continuidad de tráfico de las mercancías, incluso la multitud de situaciones en que desde las orillas se precisaba tirar de un cabo o maroma, para mover, desplazar e incluso transportar embarcaciones… una de estas formas de arrastre era mediante bueyes uncidos a una sirga atada a la nace para arrastrarla tirando de ella desde el camino de ribera, y que por ello se denomina camino de sirga… Las tripulaciones habían tenido que recurrir a la disponibilidad de animales y personas para poder efectuarlo”.
Y esa forma de arrastre durísima era realizada por mujeres, generalmente esposas de soldados que combatían en las guerras carlistas y que así subvenían a las necesidades domésticas jugando un papel fundamental en la economía familiar vasca.