He leído esa crónica tan particular que Pilar Aguilar Carrasco ha hecho de unos años que atraviesan la transición como un periodo en el que algunas personas como ella lograron cambiar el rumbo, no solo de sus propias vidas, sino el de las nuestras, las que veníamos inmediatamente detrás. Su título No quise bailar lo que tocaban. He dicho particular porque su mirada sobre la realidad es así: irreverente, directa, sincera, perspicaz y con mucha, mucha guasa. De vidas interesantes nacen relatos que lo son, por eso comienzas en ese microcosmos que es un pueblo andaluz donde todo parece ocupar un lugar aparentemente inamovible y de pronto acabas dando tumbos por la historia tan reciente e inacabada de dos décadas españolas convulsas: los sesenta y setenta. A mí me ha parecido apasionante porque en este relato de alguien que no quería bailar el son que tocaba, se puede atravesar la historia de la transición española desde el diminuto universo rural donde todo había de quedar atado y bien atado, a la radiografía cotidiana de la militancia política de la izquierda con sus apasionantes estrategias, su astucia, sus peligros y sus dramas. Y eso incluye el terror de las detenciones, los grados y escalas de la tortura física y psicológica, la prisión, la vida en los pisos francos, el exilio y siempre vidas privadas de una juventud despreocupada e inerte sobre tanta putrefacción. Debemos mucho a quienes, como ella, hicieron saltar las bisagras de la inercia y aceleraron los cambios. La letra pequeña de todo esto, los detalles cotidianos, las cuñas aquí y allá que hacían saltar ese marasmo hace que su lectura sea tan emocionante. El paso del tiempo ha permitido que además se pueda mirar atrás con un tono amable donde es justo y directo y acusador donde lo merece; pero, en general, la familia, los vecinos, los compañeros y compañeras en la aventura política, las personas con los que, o contra los que, se construía un futuro distinto, son tratados con benevolencia y simpatía, como frutos diversos de un tiempo que ya empezaba a ser distinto para todos ellos. Y en muchos casos a pesar de su resistencia al cambio.
Pilar Rubio Remiro
Portada de «No quise bailar lo que tocaban»
Sobre Pilar Aguilar Carrasco
Nació en Siles (Jaén). Es licenciada en Filología Moderna (Francés) por la Universidad de Sevilla; en Ciencias de la Educación por la Univ. René Descartes y en Ciencias Cinematográficas y Audiovisuales por la Denis Diderot, ambas en Paris, ciudad en la que reside habitualmente.
Entre sus publicaciones referidas al ámbito de las mujeres y el cine podemos mencionar: Manuel del espectador inteligente (Fundamentos, 1996); Mujeres, amor y sexo en el cine español de los 90 (Fundamentos, 1998); y ¿Somos todas de cine? Prácticas de análisis fílmico (Instituto Asturiano de la Mujer, 2004).
Ha publicado artículos en diversos medios: Academia, Leviatán, Comunicar, Calves de razón práctica, Educación y medios, El País, Escuela Popular, El viejo topo, Andra, Magisterio Español, Escuela Española, Meridiam, etc.
Has impartido múltiples cursos y conferencias y ha participado en diversos másteres y post-grados.