A los siete años se traslada a vivir a Vitoria. Contraerá matrimonio a los 16 con el marqués de Montehermoso de cuya unión nacerá en 1801 una única hija, de nombre Amalia.
La Marquesa de Montehermoso
Palacio de Montehermoso, en Vitoria; sede en la actualidad de un importante y avanzado centro de exposiciones artísticas.
Tanto por parte de su familia como por la de su marido estará ligada a la vanguardia cultural de su época. La parentela masculina ocupará altos cargos en la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.
Emblema de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País con el lema «Irurac bat» («Las tres, una»)
A través de las memorias de quienes conocieron a la Marquesa tenemos un retrato de la misma que nos permite adivinar cómo era:
“No es grande, pero es una mujer muy bella y es muy alegre y tiene mucha inteligencia. Habla muy bien francés, inglés e italiano. Es una gran música y toca tan bien el piano como jamás he oído tocarlo tan perfectamente a una mujer con tanta rapidez, prontitud, expresión y buen gusto tal que no se podría esperar más ni de un virtuoso. También sabe cantar muy bien. He sido un visitante asiduo de su casa y puedo decir que he obtenido un gran placer de la compañía de esta mujer en todos los sentidos”.
Aunque la descripción suene un tanto ditirámbica, es obvio que parece poseía cualidades muy por encima de lo que era habitual en su época.
La Marquesa de Montehermoso
Entre los viajeros que frecuentaron su casa se encuentra el geógrafo y naturalista alemán Wilhelm von Humboldt que dejó constancia de la magnífica biblioteca ilustrada de la marquesa.
Wilhelm von Humboldt (segundo por la izquierda)
Tal como refiere Humboldt encontró el Diccionario de Música de Rousseau “con el título oculto: así se persigue lo más inocente si lleva ese apellido”.
Página manuscrita del Diccionario de Música de Rousseau
Paradójicamente la imagen que nos legado la historia nos habla de una mujer frívola y un tanto ligera de cascos, adúltera y amante de José I Bonaparte, que tan pocas simpatías despertaba entre el común de los españoles, que lo tildaban entre otras lindezas de borrachín.
De ahí que no sea de extrañar la copla que corría por las calles de Madrid en 1808:
La Montehermoso
Tiene un tintero
Donde moja la pluma
José primero.
Como fruto de esa relación, la Marquesa se traslada a Madrid tras vender su mansión vitoriana por una no desdeñable cantidad que hizo exclamar a algún cortesano:
“Creo, Señor, que la casa no vale ese precio…!ni con la marquesa dentro!.
En Madrid se instalará en el Palacio Masserano y mantendrá relaciones muy estrechas con la familia del general Hugo y el pequeño Víctor que más tarde se convertirá en gran escritor. Por esta época Goya inmortalizará a Amalia, la hija de la marquesa.
Amalia pintada por Goya hacia 1811
En 1812 la marquesa ya viuda, abandona España como otros tantos afrancesados en compañía de José I, pero fuera de su entorno la relación no prosperará. Se establecerá en el castillo de Carresse contrayendo nuevo matrimonio y llevando hasta sus últimos días una activa vida pública.
Este artículo está basado en gran medida en información obtenida en:
www.ttanttak.com/2011/10/marquesa-de-montehermoso.html
Para mayor abundamiento en el tema véase asimismo el vídeo: