Luisa Gómez Carabaño fue discípula de Antonio Sandalio de Arias (1794-1839) agrónomo y botánico español que en 1808 fue designado miembro de la Sociedad Económica Matritense y ganó la cátedra del Jardín Botánico de Madrid. Su hija, Mª Concepción Arias y Arimón continuó también con las aficiones de su padre formando, junto con nuestra protagonista, un reducido pero selecto grupo de mujeres botánicas.

En 1822 Luisa Gómez Carabaño leyó en la cátedra del Jardín Botánico de Madrid el tratado de floricultura que ilustra esta entrada traducido del italiano, Del cultivo de las flores que provienen de la cebolla, pero con aportaciones personales lo quenos lleva al espinoso y complicado tema de la autoría, especialmente en estos siglos. El original había sido publicado en Cremona en 1733.

 

 

El jurado de ese certamen consideró que las aportaciones de Luisa mejoraban ostensiblemente el original y que estaba a la altura de los grandes referentes en la materia: los hermanos Claudio y Esteban Boutelou, botánicos españoles de ascendencia francesa.

 

Portada de un libro de los hermanos Boutelou

Portada de un libro de los hermanos Boutelou

El premio otorgado por el jurado consistió en varios tratados de Agricultura y una corona de flores. Asimismo, Leandro Fernández de Moratín compuso un soneto para la ocasión:

Esa guirnalda que enlazó á tu frente

Premio de docto afán, la linda Flora,
De aplauso no mortal merecedora
Te anuncia á la futura hispana gente.
Lauros le den al adalid valiente,
Que el golpe de su espada vengadora
Triunfa, y su esfuerzo y sus hazañas llora
La humanidad, si el lloro se consiente.

En tanto que á merced de la fortuna,
Cercados de amenazas y temores,
Los reyes ciñen sus coronas de oro.

No la que obtienes hoy cede á ninguna:
Préciala en mucho, y tus humildes flores
De tu patria feliz serán decoro (*)

  • (*) Véase: René ANDIOC: Teatro y sociedad en el Madrid del siglo XVIII. Madrid: Fundación Juan March-Castalia, 1976.

 

Leandro Fernández de Moratín retratado en 1799 por Goya

Leandro Fernández de Moratín retratado en 1799 por Goya.

Gracias a una carta de Moratín nos enteramos de que nuestra protagonista viajó a los Países Bajos en compañía de Juan Antonio Melón, clérigo y erudito ilustrado de quien era supuestamente amante, aunque viajara como supuesta sobrina suya, y a la que dejó una sustanciosa herencia.

Murió en 1839; con apenas 46 años

 

Es de reseñar que la publicación del manuscrito de Carabaño se debe a la intervención de una amiga de la autora -Clara Torrijos de Albán- que tras su lectura decidió que su marido, que era impresor (Tomás Albán), lo diera a la luz.