Como muestra sirvan estos fragmentos:
“… Esa tumba paupérrima, abandonada, acoge los restos mortales de tu padre, que sudó sangre por ti. Cuánto dinero derrochas inútilmente. Tienes tiempo para todos y para todo, salvo para tu pobre madre. Que Dios te perdone porque yo no puedo.”
Marie Schiele
Posteriormente él le responde en los siguientes términos:
“Querida madre ¿para qué todas estas cartas que siempre acaban en la estufa? Si necesitas algo próximamente, ven a verme. Yo no voy a volver.
Egon”.
Fuente: Los extractos de la correspondencia están tomados del libro
1913. Un año hace cien años.
De Florian Illies. Ed. Salamandra