Se dedicó pronto al estudio de la Etnología, al ser discípula de uno de los iniciadores de esta disciplina en Francia, Marcel Mauss.
En 1934 pasa a vivir a Argelia, donde convive con distintas tribus bereberes. Estará allí seis años y al estudiar la condición de las mujeres en esa región llega a la conclusión de que la opresión de las mujeres es de origen preislámico.
En 1940 vuelve a Francia y cuando su país está ya ocupado por los nazis comienza a organizar la Resistencia desde el Museo del Hombre, donde trabajaba. En febrero de 1941, los alemanes desmantelan la organización. Germaine Tillion consigue escapar hasta agosto pero luego también cae y, tras un año de cárcel, es deportada al campo de Ravensbrück. Su madre es también detenida y morirá poco después en el mismo campo de concentración. En el campo aporta sus conocimientos y su esfuerzo para la organización de sus compatriotas detenidas.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, y pese a sus posturas netamente de izquierdas, acaba por reconocer la existencia de campos de concentración también en la Unión Soviética, y los denuncia, lo que la hace ser mal vista por buena parte de la izquierda francesa
En un momento dado, consciente de que no hay grandes causas, sino valores morales que se deben preservar escribe: “Las causas sagradas no son eternas. Lo eterno (o casi) es la pobre carne sufriente de la humanidad”.
En 1954 es enviada a Argelia por el gobierno francés y allí se desenvuelve en una gran encrucijada: criticar las políticas del gobierno (y el ejercito) francés contra las aspiraciones a la Independencia, y criticar también el uso indiscriminado de la violencia por parte de los argelinos, sobre todo cuando causan muertes de inocentes. Su idea central es que el odio recíproco entre ambos bandos no hace sino alimentar la escalada de violencia y no conduce a ninguna solución.
Germaine Tillion de niña
En su actividad profesional se compromete con la emancipación de las mujeres del área mediterránea (no sólo las del mundo musulmán) que se ven forzadas a tener gran número de hijos (por razones económicas) y asimismo a dar preferencia a los chicos frente a las chicas. También se manifiesta con rotundidad contra la práctica de la ablación genital.
En la última parte de su larga vida se especializó en el estudio de las familias en el Magreb y en la zona mediterránea.
Murió en abril de 2008 con 101 años de edad.