Febrero 1873.

No estoy bien, querido Juan, quiero decir que estoy fatal. No me atrevo a imponerte a este pequeño ser enfermo, así que simplemente te envío mi corazón, mi alma, mis amorosos besos, mi ternura. ¿Sabes, mi dulce señor, que pienso en ti sin cesar, que no sueño más que contigo y que mi único deseo es el de pertenecerte sin que nada te haga fruncir el ceño?, ser tu amante, ser tuya… ¿Sabes que todo lo que me recuerda a ti hace que me de un vuelco el corazón?. ¿Sabes, en fin, que te amo ardientemente con todas las fuerzas de mi corazón, con todos los remordimientos y las lágrimas de mi triste pasado?. Quisiera recuperar mi vida, mis besos, todas esas sensaciones idiotas, quisiera que mi espíritu fuese tan virgen como lo era mi corazón cuando me enamoré de ti. En fin, debes saber que te amo, eso es una verdad tan grande como el amor. Mis labios te dan las buenas noches, después escucha lo que estos charlatanes siguen diciendo

Fuente Sara Bernhart.Arthur Gold.Gallimard 1994.

Traducción: Paloma Albaladejo